No hagáis el mal y no existirá. Leon Tolstoi (1828-1910) Escritor ruso.
N. del A.---> para todo el que no lo sepa el ónix es una forma opaca del cuarzo, generalmente,
de color negro; calificado como piedra semipreciosa.
- Este lugar te encantará, ya verás Guille- dijo Rafael
El pequeño de doce años miró a su padre incrédulo. "¿Que esto me va a
gustar? Lo dudo" pensó el muchacho arrugando el ceño. Estaban en un
pueblo de "vetetúasaberdonde" sin teléfono, sin televisión y sin rastro de
civilización en muchos kilómetros a la redonda. Al menos, no había
civilización... ¡menor de sesenta años aparte de su propia familia! Guillermo
sabía que no iba a ser feliz. ¿Cómo iba a poder serlo en un pueblo lleno de
cuasi-jubilados? Guillermo miró a su hermana mayor Paula. El gesto de su
cara parecía decir lo mismo. De algún modo extraño la muchacha de dieciséis
años se dio cuenta de que su hermano la estaba observando, le miró y
cambió su frío mohín por una cálida sonrisa que parecía decir, "sé lo que
estás pensando, a mí me pasa lo mismo, pero no podemos hacer nada".
martes, 14 de enero de 2014
Insomne
¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que
toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) Dramaturgo y poeta español.
Sólo es capaz de realizar los sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto.
León Daudí (1905-1985) Escritor español.
1
Miguel cayó como un yunque al suelo. Carlos miraba desde arriba
arrojando improperios y salivazos al muchacho que yacía en el suelo
sangrando por el labio. “¡maricón!- gritaba – levántate si tienes huevos”.
Miguel pensó en levantarse, en volver a plantarle cara a aquel matón, pero se
dio cuenta de que sería inútil. Que sólo le serviría para seguir recibiendo
golpes. Además, no le gustaba pelear; él no había empezado aquella pelea. Y
él no sería quien la iba a acabar. Cuando Carlos se cansó de insultarle y se
encontró con la boca demasiado seca como para seguir escupiéndole, recogió
su mochila y se fue por donde había venido. Miguel se levantó despacio,
dolorido por los golpes que había sufrido por todo el cuerpo. Cuando estuvo
de pie se levantó la camiseta lentamente y se miró los morados. Tenía el
cuerpo plagado de ellos, le dolía hasta respirar.
toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) Dramaturgo y poeta español.
Sólo es capaz de realizar los sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto.
León Daudí (1905-1985) Escritor español.
1
Miguel cayó como un yunque al suelo. Carlos miraba desde arriba
arrojando improperios y salivazos al muchacho que yacía en el suelo
sangrando por el labio. “¡maricón!- gritaba – levántate si tienes huevos”.
Miguel pensó en levantarse, en volver a plantarle cara a aquel matón, pero se
dio cuenta de que sería inútil. Que sólo le serviría para seguir recibiendo
golpes. Además, no le gustaba pelear; él no había empezado aquella pelea. Y
él no sería quien la iba a acabar. Cuando Carlos se cansó de insultarle y se
encontró con la boca demasiado seca como para seguir escupiéndole, recogió
su mochila y se fue por donde había venido. Miguel se levantó despacio,
dolorido por los golpes que había sufrido por todo el cuerpo. Cuando estuvo
de pie se levantó la camiseta lentamente y se miró los morados. Tenía el
cuerpo plagado de ellos, le dolía hasta respirar.
El corazón de la bestia
Sara estaba demasiado nerviosa para concentrarse y recapitular. ¿Cómo había llegado a
aquello? Sólo llevaban dos años casados y su vida había sido feliz, muy feliz. Saúl la colmaba
de amor, sus ojos centelleaban como una estrella en el cielo nocturno cuando sus miradas se
cruzaban. Muy a menudo pensaba Sara en la ingenuidad de la gente que solía decir que, los
enamorados, cuando pasan un tiempo juntos, dejan de quererse repentinamente. Saúl y ella
llevaban ya más de diez años juntos y seguían queriéndose como el primer día. El primer día...
gloriosos recuerdos asaltaron su mente. Recuerdos de un día a principios de junio, Saúl y ella,
que aún no se conocían; se presentaban al examen de selectividad.
aquello? Sólo llevaban dos años casados y su vida había sido feliz, muy feliz. Saúl la colmaba
de amor, sus ojos centelleaban como una estrella en el cielo nocturno cuando sus miradas se
cruzaban. Muy a menudo pensaba Sara en la ingenuidad de la gente que solía decir que, los
enamorados, cuando pasan un tiempo juntos, dejan de quererse repentinamente. Saúl y ella
llevaban ya más de diez años juntos y seguían queriéndose como el primer día. El primer día...
gloriosos recuerdos asaltaron su mente. Recuerdos de un día a principios de junio, Saúl y ella,
que aún no se conocían; se presentaban al examen de selectividad.
Belgamuil
A fin de cuentas, un héroe es alguien que quisiera discutir con los dioses, y así debilita a los demonios
para combatir su visión.
Norman Mailer (1923-2007) Escritor estadounidense.
La vida de Aitor era totalmente rutinaria. Se levantaba temprano para ir a la
universidad hasta las tres, llegaba a casa, comía, y se echaba plácidamente la siesta
hasta las cinco en punto. Este era el momento más ansiado del día, era cuando salía al
balcón del patio de vecinos y la contemplaba con la devoción de un feligrés.
No sabía nada de ella. Ni su nombre, ni su edad, ni si estaba soltera o con algún
tipo de compromiso. Y, realmente no le importaba. Aquel momento era sólo de ellos.
Nada más importaba, sólo verla cada tarde, tendiendo la ropa, con su belleza etérea e
imperecedera, con su pelo color azabache bailando con el viento unas veces, recogido
en un moño o coleta en otras. Hasta aquel fatídico día.
para combatir su visión.
Norman Mailer (1923-2007) Escritor estadounidense.
La vida de Aitor era totalmente rutinaria. Se levantaba temprano para ir a la
universidad hasta las tres, llegaba a casa, comía, y se echaba plácidamente la siesta
hasta las cinco en punto. Este era el momento más ansiado del día, era cuando salía al
balcón del patio de vecinos y la contemplaba con la devoción de un feligrés.
No sabía nada de ella. Ni su nombre, ni su edad, ni si estaba soltera o con algún
tipo de compromiso. Y, realmente no le importaba. Aquel momento era sólo de ellos.
Nada más importaba, sólo verla cada tarde, tendiendo la ropa, con su belleza etérea e
imperecedera, con su pelo color azabache bailando con el viento unas veces, recogido
en un moño o coleta en otras. Hasta aquel fatídico día.
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